Un hacha india abrió una grieta en la puerta del espanto. De ella siguen surgiendo los espíritus encerrados en Overlood, esa Pandora pop que entierra a los nativos. Y como al templo de Rimbaud “de sus vivos pilares // Se le escapan a veces las confusas palabras”… Redrum redrum redrum retumbando en los espejos de los confines de la Historia, sepultando en maletas apiladas los pecios del horror: 42. Genocidio. un jersey infantil…1921. Baile conmemorativo (del fin de) la guerra de independencia… Todo ha sido minuciosamente mecanografiado en una Adler alemana, la de las listas, por siempre y para siempre… Y Jack quisiera ahogar los recuerdos como los hielos en su whiskey. Mucho trabajo y poca diversión…Un incidente nimio, un segundo sólo de no medir las fuerzas y su brazo quebró… hasta el señor Gredy olvida su incidente con las gemelas… Pero Wendy se empeña en recordarlo todo… De sus gemelos ovarios mana un rio de sangre de memoria, Las voces del pasado conspirando con el dedo de aquellos que aún son capaces de oir, cuya memoria resplandece. Guiándonos por los pasillos del laberinto mientras el minotauro, un soldado bufalo, nos acecha con su hacha ritual.
¡Recordad!. Es necesario desandar los pasos, deshilar el hilo que burle a la bruja que no habíamos reconocido y escapar al lobo que soplará y soplará y soplará hasta derribar la casa.
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